1.3. Política
El aumento de poder del Rey en los s. XV y XVI frente a la nobleza feudal culminó con la fórmula de la Monarquía absoluta. La monarquía absoluta se defino como un régimen político justificado por el Derecho Divino y que tiene Dios como garante y juez único del monarca. Las caracterestísticas de la monarquía absoluta son las siguientes:
- Encarna al Estado y concentra todos los poderes de este (legislativo, ejecutivo y judicial) en su persona
- Es Primus Inter Pares, por lo tanto aristócrata.
- Está respaldado por el derecho divino (en Japón se identifica con el mismo Dios, en el Imperio Otomano comparte el poder político y religioso)
- No existen límites legales a sus acciones. Las Cortes o Estados Generales poseen un papel mínimo.
1.3.1. La monarquía francesa
Francia desarrolló el modelo ideal de monarquía absoluta. En particular, Luis XIV, conocido como el Rey Sol. Para desarrollar el control absoluto sobre el poder estatal realizó varias maniobras:
- No convocar a los Estados Generales para que éstos no pudiesen limitar su poder.
- Controlar la administración a través de funcionarios reales que aplicaban las leyes procedentes del rey.
- Desarrollar medidas proteccionistas en la industria y el comercio.
- Crear un ejército permanente bajo sus órdenes directas
- Desarrollar una política expansionista.
Luis XIV tomó las riendas del poder y gobiernó por sí mismo, a diferencia de lo que habían hecho otros reyes. Esta concentración del poder en su persona le llevó a identificarse totalmente con el Estado y a llegar a afirmar “El Estado soy yo”. Reflejo de su pensamiento es el palacio de Versalles mandado construir por él e imitado por otros gobernantes europeos de su época.
Uno de los hombres más importantes e influyentes en la política francesa del s. XVII y que ayudo a consolidar la monarquía absoluta del Rey Sol fue el cardenal Richelieu (1582-1642): primer ministro y principal consejero de Luis XIII (1610-1643), restauró la autoridad del monarca mediante la represión de los hugonotes (protestantes) y la limitación del poder de la alta nobleza con el nombramiento de gobernadores en las provincias. En política exterior, reforzó el papel de Francia como potencia europea mediante la alianza con los enemigos de la Casa de Habsburgo Austria.
1.3.2. La monarquía parlamentaria en Inglaterra
En Inglaterra, y también en las Provincias Unidas, no se impuso el absolutismo. Este hecho tuvo su origen en el enfrentamiento entre el Parlamento y el rey Carlos I, el motivo fue precisamente el modelo de política absolutista que quería imponer Carlos I. Este enfrentamiento dió lugar a una revolución que acabó convirtiéndose en una guerra civil entre partidarios del Parlamento y seguidores del rey. Finalmente Carlos I fue derrocado y ejecutado en 1649, dando lugar a un república gobernada por Oliver Cromwell. Al morir este lider revolucionario, y tras un período de inestabilidad política, se restableció la monarquía absoluta con Carlos II.
El sistema político absolutista chocaba con los intereses del resto de la población. Así pues, en 1688 y bajo el reinado de Jacobo II explota una segunda revolución conocida como la Gloriosa. Con una vacante en el trono, por la huída del rey ante las fuerzas revolucionarias, la población inglesa ofrece éste a Guillermo de Orange, quien para acceder tuvo que jurar la Declaración de Derechos, un documento redactado por el Parlamento que pone límites concretos al poder real y que se considera precedente de las Declaraciones de Derechos y Libertades que posteriormente se firmaron en otros países.
De esta forma, Inglaterra construía un modelo llamado monarquía parlamentaria, donde el poder del rey queda limitado por las leyes aprobadas por el Parlamento inglés. La organización del Parlamento inglés fue una reproducción de las diferentes clases sociales de la época:
- Cámara alta o cámara de los Lores: representaban a los estamentos de la nobleza y el clero.
- Cámara baja o cámara de los comunes: en ella estaban representado el resto de la población, aunque solamente podían acceder a ella las personas que demostrasen una elevada renta (grandes propietarios de tierras, importantes comerciantes e industriales, banqueros, etc.)
En 1707, los Parlamentos de Inglaterra y Escocia firmaron una serie de acuerdos para quedar unidos y, desde entonces, el país pasó a denominarse Reino Unido de Gran Bretaña.
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